John Lasseter, creador de Toy Story y Cars, se imbuye en el mundo del vino

[Fuente: mapfre.com]

John Lasseter se imbuye en el mundo del vino. Es lo mismo que si a Walt Disney le diese por producir caldos de uva fermentada y debidamente criados en barricas. El padre de la factoría Pixar, responsable del mejor cine de animación –y parte del general- de la historia (Toy Story, Wall·E, Up…) ha decidido impulsar, de la mano de toda su familia, como cualquier estadounidense que se precie, su empresa vitivinícola. Así que no os extrañéis si veis sus nuevas películas doble.

Bromas aparte, lo cierto es que el creador de Woody, Buzz, Rayo McQueen y la familia Increíble lo tiene claro: el vino es una apuesta segura. Por lo que, siguiendo los pasos de otros pesos pesados de Hollywood como George Lucas o Francis Ford Coppola, según revela el diario El País, Lasseter ha decidido dar un empellón a sus viñedos californianos e incrementar su actividad dentro del mundo del vino.

Como revela el diario, Lasseter Family Winery, nombre de las bodegas del jefe de Pixar, pasará de producir contadas cajas de vino anuales con destino amigos y allegados, a fabricar 6.500 y dar la oportunidad de visitar sus viñedos situados en Sonoma. Sí, de acuerdo: tampoco es una cantidad ingente de producción vitivinícola, y las visitas están restringidas para quien no sea enólogo, pero es algo.

Dos décadas de pasión vinícola

La relación de John Lasseter con el mundo del vino, según indica la web de sus bodegas, comenzó en 1992, cuando él y su mujer Nancy descubrieron el arte de la vitivinicultura en el valle californiano de Sonoma. Hacia comienzos del nuevo siglo, los Lasseter se metieron en la piel de viticultor en la bodegas de sus amigos Tommy y Marcy Smothers, y ya en 2002 se hicieron con una parcela de las viñas de Sonoma para comenzar a construir su historia como profesionales del vino.

De esta forma, ayudados por la viticultora Julia Iantosca y el sumiller Bart Hansen, comenzaron una historia que ahora, en términos cinéfilos, pasará al 3D. Y es que, ¿a quién no le gustaría tomarse una copita de vino de parte de este excéntrico genio de nuestra era?