Peñín anima a adelantar la vendimia para que algunos vinos «sean más bebibles»

[Fuente: nortecastilla.es]

El crítico cata en un día, junto a Carlos González, 180 muestras de 40 bodegas de la Denominación de Origen Toro

Es uno de los catadores más prestigiosos del país y su guía, todo un referente para los aficionados al vino. Hacía cuatro años que José Peñín, periodista y escritor, no se desplazaba a Toro para catar los vinos elaborados por las bodegas acogidas a la Denominación de Origen, pero ayer quiso probar personalmente las muestras de jóvenes, crianzas y reservas de 40 bodegas de la zona, cuya valoración y puntuación se recogerá en la Guía Peñín del 2011.

Durante la cata, celebrada en la sede del Consejo Regulador, Peñín estuvo acompañado del joven enólogo y miembro de su equipo, Carlos González, por la gran cantidad de muestras remitidas por las bodegas, un total de 180. En su valoración, Peñín destacó que, por norma general, los cosecheros retrasan la vendimia hasta que madura la pepita de la uva para evitar que aporte sabores amargos al vino, lo que provoca que «en cosechas frescas como la del 2009, a veces quede demasiado madura y es un tema que hay que arreglar».

Para ello, instó a los bodegueros de la zona a que asuman riesgos y adelanten la vendimia para conseguir que algunos vinos de Toro «sean más bebibles».
De los caldos de la añada del 2008, explicó que presentan matices «confitados y sobremaduros», mientras que la cosecha del 2007, según dijo, «es más fina y elegante», ya que en ella se aprecia en menor medida el hecho de que algunos bodegueros «todavía están mediatizados por un retrato del vino de Toro corpulento y con fruta madura».

En comparación con otras zonas productoras como Ribera del Duero o La Rioja, Peñín subrayó que en la de Toro se percibe una menor incidencia de los cambios climáticos, lo que supone «una garantía». A su juicio, esto explica «que muchos bodegueros franceses han venido a Toro a invertir porque saben que todas las cosechas van a responder bien».

A pesar de que el crecimiento experimentado por la Denominación de Origen Toro en los últimos años se debe fundamentalmente a la calidad de sus tintos, Peñín también cató ayer algunas muestras de vinos blancos. Como recordó, antiguamente se utilizaban para mezclar y suavizar los vinos tintos «cuando tenían mucho cuerpo y color», aunque cada vez más bodegas embotellan caldos elaborados con variedades blancas, como malvasía o verdejo. Algunas bodegas también aportaron para esta cata varias muestras de rosados de la añada del 2009, sobre los que Peñín afirmó que «no son uno de los valores de esta zona, porque los rosados tienen que ser afrutados, ligeros y frescos». Sin embargo, por la excesiva maduración de la uva en algunos casos, los vinos rosados de Toro «son algo más cálidos y, por tanto, no son un valor a destacar».

Muchos vinos presentan una característica común, que es la «sensación de mineralidad», ya que la mayor parte de los viñedos han sido plantados en arena y piedra, «dos valores que generalmente potencian la maduración».

Singularidad

Este especialista destacó la singularidad de la variedad autóctona Tinta de Toro, que a pesar de ser una variante de la tempranillo, «es más resistente para este clima que las uvas tempranillo de otras zonas como Ribera del Duero o Rioja».

Para puntuar cada una de las muestras aportadas por las bodegas, Peñín y su equipo de catadores se guían por el «histórico» de los dos últimos años de cada una de las marcas, que les aporta «una idea de su evolución». Dados los escasos cambios climáticos que se registran en la zona, las puntuaciones de los vinos pueden variar «dos puntos arriba o abajo», señaló Peñín. De hecho, si el equipo de catadores de la guía se percata de que existe demasiada variación en su puntuación final, «pedimos otra botella» porque «nos apoyamos en la regularidad y sabemos que técnicamente, por pura estadística, de un año a otro no puede haber una diferencia de cuatro puntos».

Esta práctica evita, además, «la injusticia que, a veces, se produce en una cata a ciegas», sistema que «sería el más justo si fuéramos máquinas, pero, como no lo somos, pedimos otra botella de muestra porque puede suceder que en una misma caja de doce botellas por lo menos, dos o tres vinos sean distintos».

En la cata se tienen en cuenta valores «subjetivos», como el cuerpo, la potencia o «si un vino es sabroso». Las puntuaciones se realizan en tiempo real, ya que los catadores están conectados por ordenador con una base de datos central de Madrid a la que remiten las impresiones y la valoración final.

COSECHAS

2007

«Es fina y elegante» y se aprecia menos que en otras que algunos bodegueros todavía «están mediatizados por un retrato del vino de Toro corpulento y con fruta madura».

2008

Los vinos presentan matices «confitados y sobremaduros».

2009

El retraso en la vendimia hasta que madura la pepita de la uva para evitar que aporte sabores amargos provoca que «en cosechas frescas como ésta, a veces quede demasiado madura».