Para hacerlo sólo hace falta hielo, agua y sal. El truco lo revela Brian McClintic, un sumiller estadounidense.
Es una situación muy habitual. De repente, unos amigos se presentan en casa a cenar. O sencillamente sientes el deseo de abrir una botella de vino. Pero problema: lo tienes a temperatura ambiente. ¿Cómo darle al vino entonces un toque de frío en el menor tiempo posible?
El portal MyDomaine se lo ha preguntado al prestigioso sumiller californiano Brian McClintic. El truco logra el objetivo: enfriar el vino en menos de tres minutos. Para ello hace falta hielo, agua y sal.
Hay que sumergir la botella en agua helada con mucha sal. Pese a lo que se pueda pensar originalmente (al fin y al cabo, se usa sal para derretir la nieve), la presencia de la sal acelera el proceso de frío. Es un proceso químico: al mezclarse el agua y la sal se produce una reacción endotérmica, una que absorbe energía. Así, para que la sal se pueda disolver tomará el calor de la botella, de modo que el frío del hielo pasa más rápido al recipiente. Desde otro punto de vista, el agua salada tiene el punto de congelación más bajo, por lo que el baño será más frío.
Es conveniente girar la botella para que el enfriamiento sea uniforme. El truco es válido para todo tipo de bebidas.
Visto en 20minutos.es.