El plan de la compañía es comercializar una primera tirada de 499 botellas que imitan a uno de los champagnes más caros de la prestigiosa marca Dom Perignon.
El Chateau Montelena de 1973 no fue un vino cualquiera. Se trata del primer Chardonnay californiano que logró vencer a sus homónimos franceses en la exposición vinícola de París de 1976. A día de hoy, una de las escasas botellas existentes de este vino blanco cuesta más de 11.000 dólares. Un equipo de investigadores asegura poder replicarlo a base únicamente de agua, etanol y aromas.
La idea de un vino sintético puede parecer detestable para un entusiasta de este mundillo, pero lo cierto es que se trata, en teoría, de pura química. Mardonn Chua y Alec Lee lo saben, y por eso tuvieron la idea de fundar Ava Winery precisamente después de ver una botella del mítico Montelena.
Para sus comienzos, ambos investigadores partieron de un vino más sencillo que el mítico Chardonnay. Concretamente eligieron Moscato d’Asti, un espumoso italiano. Los primeros experimentos resultaron horribles, pero seis meses después habían logrado fabricar una versión sintética que imitaba con éxito el popular vino italiano.
Con la ayuda de un enólogo, Ava Winery ha seguido experimentando con otras variedades como el Pinot Noir o el Champagne. El proceso implica combinar agua (85%), alcohol etílico (13%) y diferentes aromas y colorantes naturales o artificiales (2%). El vino original se analiza mediante técnicas como la cromatografía de gas o la espectrometría para determinar las moléculas exactas que le dan su sabor y aroma característicos y después replicarlas en laboratorio.
Expertos en vino como Tony Milanowski critican a New Scientist la iniciativa explicando que hay determinados aromas y compuestos químicos del vino que sencillamente no son solubles en una solución de agua y alcohol porque dependen del trabajo de bacterias o de procesos que llevan años. El plan de la compañía es comercializar una primera tirada de 499 botellas que imitan a uno de los champagnes más caros de la prestigiosa marca Dom Perignon. En lugar de costar cientos de dólares, cada una solo costará 50.
La comunidad del mundo del vino se divide entre los que critican abiertamente la iniciativa aludiendo que es imposible replicar todos los aspectos de una cosecha concreta de vino, y los que tienen curiosidad por saber hasta dónde pueden llegar estos dos emprendedores. En el futuro, quizá sea posible descubrir a que sabe un vino de miles de dólares como el Chateau Montelena sin tener que hacer ese desembolso. La cuestión es si realmente es lo mismo o no. El debate está servido. [vía New Scientist]
Visto en gizmodo.com. Autor Carlos Zahumenszky. Foto: Jordi Prat Puig / Shutterstock