[Fuente: lavozdigital.es]
Tres bodegas trabajan en la elaboración de monovarietales de uva tintilla para elaborar productos de alta gama.
Dice Luis Pérez, alma mater de la bodega que lleva su nombre y toda una autoridad en la provincia al hablar de vinos, que el Tintilla, según recoge el botánico Esteban Boutelou en sus escritos tenía unas características tan buenas que le permitían sustituir a cualquier otro en la elaboración de las bebidas.
Pero no estamos hablando del siglo XXI, sino del XIX, cuando vivía este científico, el primero que hizo un estudio serio sobre la viticultura en la provincia y la forma en que se elaboran los jereces. En sus escritor Boutelou habla del tintilla, que era una uva que se encontraba en la zona de Rota y que se usaba para elaborar tintos secos. Dada su calidad servía, en muchas ocasiones, para ‘imitar’ a otros vino de prestigio.
Las primeras noticias sobre el Tintilla de Rota se datan en torno a los siglos XVII y XVIII según el historiador gaditano Javier Maldonado Rosso, un profundo conocedor de este vino. En 2004 Maldonado reunió documentación para realizar una exposición sobre la historia de este producto. Sus investigaciones le han llevado a concluir que el tintilla fue un vino «célebre, de producción reducida pero muy apreciado en Europa». Prácticamente todo lo que se hacía se exportaba y se hacían dos tipos de vino, un tinto seco, como el que ahora se quiere recuperar por parte de tres bodegas gaditanas, y otro dulce que se realizaba mezclando el zumo de la uva fermentado con arrope (un concentrado que se consigue al calentar el zumo durante mucho tiempo) y aguardiente. Este producto llegó a ser especialmente conocido en el Reino Unido donde se utilizaba como vino para consagrar en las ceremonias religiosas y también como vino de postre. Asimismo era muy usado en repostería. Su historia fue muy parecida a otro vino de la provincia, el Pajarete, que también llegó a ser muy codiciado.
Maldonado señala que algunas firmas llegaron a tener un gran prestigio con este vino como es el caso de Zoilo Ruiz Mateos en Rota, el término municipal en el que se daba prácticamente la totalidad de la producción. El historiador afincado en El Puerto afirma que el tintilla comenzó a decaer a principios del siglo XX. Destaca que nunca su producción fue muy alta y que siempre estuvo destinado a mercados selectos. Los gustos de la sociedad cambiaron y el consumo se fue a otros vinos. Luego, el auge de transformar terrenos de labranza en zonas para construir hizo el resto y el vino estuvo a punto de desaparecer. De hecho, el tintilla dulce, ya que el tinto seco se dejó de elaborar, tan sólo sigue produciéndose por parte de tres bodegas, Ferrys, que mantiene unas pequeñas existencias de un vino muy cuidado, Lustau, la firma con sede en Jerez que también comercializa un tintilla dulce y las bodegas Juan Martínez Martín Niño, El Gato. Esta versión, la de las bodegas El Gato, mantiene una pequeña adicción de arrope aunque, a diferencia del vino originario, no lleva aguardiente, lo que hace que sea más suave.
Algunas firmas, como el caso de Barbadillo, también emplean la tintilla en la elaboración de sus tintos. Así Gibalbín, el tinto de esta bodega sanluqueña, lleva una pequeña cantidad de tintilla en la combinación de distintos tipos de uvas, todas plantadas en la provincia, que utilizan para hacer su vino.
Nuevos proyectos
Sin embargo, el proyecto en el que trabajan de forma paralela hasta tres bodegas de la provincia, todas vinculadas al sector de los tintos y los vinos de calidad, es muy diferente ya que los vinos que proponen estarían realizados únicamente con uva tintilla. Los enólogos, especialistas en vinos, que están trabajando en ellas, tienen varias características comunes. Los tres piensan que esta uva, muy pequeña, tiene los aromas muy concentrados y menos agua, debido a su tamaño, lo que puede venir muy bien para la elaboración de vinos de alta calidad. La segunda característica común es que todos ellos conocen profundamente el fruto ya que son profesionales salidos de la Licenciatura en Enología de la Universidad de Cádiz, una serie de profesionales que están protagonizando una verdadera revolución en la producción vinícola de la provincia, centrándose, sobre todo, en los tintos de calidad.
Willy Pérez, está especialmente contento. Garum, uno de los vinos que produce su bodega, acaba de obtener un premio en un concurso internacional. En los primeros días de septiembre recogieron la cosecha de tintilla. Muy poco, 400 o 500 kilos, lo necesario para hacer una pequeña vinificación y comprobar los resultados. Todo se cuida al detalle. Tanto la recolección como luego la separación de las uvas de los racimos se hace a mano. Lo hacen codo con codo el personal de la bodega, con el propio enólogo a la cabeza y Alberto Orte, un portuense, que dirige una empresa radicada en la Bahía y dedicada a la exportación de vinos de calidad: Compañía de Vinos del Atlántico, que así se llama la firma, está ahora seleccionando sus propios vinos para comercializarlos en exclusiva. Se trata de productos muy cuidados y Orte ha visto mucho potencial en la tintilla hasta el punto de que ha comprado toda la producción de este producto experimental que se hace este año por primera vez.
El origen de la uva
Las uvas proceden de una finca situada entre Rota y Jerez. De esta misma finca también ha obtenido sus uvas el enólogo Miguel Gómez Lucas. Es el encargado de cuidar Fine Tempo, un vino tinto que produce la Compañía General de Vinos de Cádiz en Zahara de la Sierra y que también está logrando el reconocimiento internacional. Gómez Lucas, 32 años y formado en la UCA, está tan enamorado de este proyecto de la Tintilla de Rota que lo va a elaborar para una empresa propia familiar que ha creado. Ha comprado 1800 kilos de uva y también ha mimado mucho la recolección y la vinificación. El objetivo, el mismo de las bodegas Luis Pérez, obtener un vino de calidad muy aromático, destinado a paladares exigentes.
Gómez Lucas es partidario de ir recuperando las uvas cuya producción se ha abandonado en la provincia en busca de otras de mayor producción. Ramiro Ibáñez tiene la misma edad que Gómez Lucas y es de la misma promoción de enólogos de la UCA. Lleva ya dos años con el proyecto de sacar un tinto elaborado solo con Tintilla. Es sanluqueño y conoce bien esta uva típica de Rota. De todos modos la plantación donde se han criado las cepas está en San José del Valle y pertenece a Ricardo Rebuelta, de la familia Rebuelta, muy vinculada a la bodega González Byass. La vendimia aún no ha sido realizada ya que la tintilla tarda en madurar y al estar la finca situada en la Sierra, el proceso se ha retrasado más que en la costa.
Ibáñez está muy satisfecho con los resultados de la primera cosecha y ahora esperan pulir el resultado con la segunda, aunque todavía, al igual que Gómez Lucas, no hablan de fechas de comercialización ya que quieren redondear el producto. La recuperación de la tintilla no es la única que se está llevando en la provincia. En la Sierra, otra pequeña bodega familiar, El Lagar de Ambrosio, también está recuperando la uva perruna, una variedad que se da en la Sierra y que sirve para elaborar vinos blancos.