Una manera de elegir el mejor vino antes de disfrutar en el restaurante

[Fuente: larioja.com]

«Sin un buen comensal no hay gran vino». Ésta es la máxima que recoge el libro Un día en ‘El Bulli’ en el capítulo dedicado al vino y en donde se añade que «no es necesario que sean grandes expertos, basta con que tengan la sensibilidad y el interés para apreciar el vino».

El restaurante ‘El Bulli’ ofrece a sus clientes la posibilidad de solicitar el vino previamente al día designado para acudir al restaurante, mediante la consulta de su Carta de Vinos Electrónica ‘elBullivi’ disponible en Internet, a través de la página web www.elbulli.com. Allí se podrá consultar: país, región, denominación, bodega, nombre del vino, añada, graduación, variedad, precio e incluso tamaño de botella, etc…

Esta carta está diseñada para que al final del proceso de selección se indique la referencia concreta del vino que puede beber el comensal. La carta de vinos la comprenden casi 1.600 referencias diferentes de vino, pertenecientes a unos dieciséis países del mundo, de las cuales casi un millar corresponden a tintos y unos trescientos son blancos, además de los dulces, espumosos, y generosos.

El sumiller Ferrán Centelles apunta que «los tintos por lo general, y especialmente los de Rioja acompañan bien a los platos de carnes más suaves».

En referencia a la selección de vinos para su inclusión en la carta de vinos de ‘El Bulli’, comenta David Seijas que supone «un trabajo de mucha gente y de muchos años. Primero se seleccionan los menús para luego elegir unos vinos u otros. Aprovechamos el invierno para probar cositas y seleccionar las mejores combinaciones».
«Los vinos de Rioja no tienen un consumidor especial -reseña Centelles- porque son apreciados por muchos clientes. Hay mucha gente a la que le gustan los Rioja. Tenemos en nuestro menú las verticales, que compramos desde hace tiempo para poder ofrecer comparativas de las añadas».

Centelles alude al maridaje de gastronomía y vino, y destaca que «el menú de ‘El Bulli’ dispone de una propuesta degustación de 35 elaboraciones diferentes por comensal, y esto es un obstáculo por sí solo, ya que a veces tenemos que agrupar platos… para poder ofrecer diferentes clases de vino». En definitiva, por ejemplo, una mesa con dos comensales puede llegar a degustar tranquilamente, seis, siete u ocho vinos diferentes», cuenta el sumiller.

Sobre qué les queda por hacer con los vinos de Rioja, Seijas comenta que están «en constante evolución y creación. Nos gustaría que los Riojas, estos vinos tan clásicos, con tanta solera y nombre, se sigan haciendo del mismo modo en el que se elaboran ahora, además de consolidar esos blancos, que nos gustan tanto». Se trata de «no mirar nunca atrás».