La Unión Europea lanza una reforma que reforzará la exportación de vinos de Rioja

[Fuente: larioja.com]

La globalización y la multiplicación de alimentos y bebidas en el mercado mundial estrangula la competitividad de los productos europeos de calidad, como aquellos con denominación de origen, hasta tal punto que la UE quiere enseñar más los dientes. Bruselas ha decidido impulsar la mejora de las normas que protegen a los productos con denominación de origen, como Rioja, y robustecer así el músculo exportador europeo, sobre todo frente a la presión de zonas como los vinos del Nuevo Mundo.

El Ejecutivo comunitario considera que no se subraya lo suficiente la calidad de los productos europeos y que a menudo quedan vulnerables en litigios con otros países no comunitarios, como en el caso del Rioja con los vinos de la provincia argentina del mismo nombre, o los que mantiene el Jerez enfrentado con Australia. Por eso, Bruselas ha abierto una consulta pública con el objetivo de blindar el valor añadido europeo.

La Comisión quiere devolver la inversión de esfuerzo y dinero que los agricultores realizan para cumplir con los exigentes criterios de calidad de la Unión, y demostrarles que estos requisitos no son un carga para competir en el mercado globalizado, sino el apoyo básico para sobrevivir a su rodillo homogeneizador.

Esta consulta «nos dará ideas sobre cómo seguir difundiendo la calidad de los alimentos que ya hemos conseguido con la legislación vigente, la cual garantiza una producción de alimentos comunitaria que se ajusta a unas normas muy rigurosas en materia de seguridad alimentaria, salud y bienestar de los animales o higiene», señaló la responsable de Sanidad de la Comisión, Androulla Vassiliou. Una vez concluido el procedimiento, a finales de este año, la Comisión presentará propuestas legislativas en 2009.

Dominio europeo

La UE cuenta con más de 3.000 alimentos y bebidas incluidos en el registro de Denominaciones de Origen (DOP), Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), y especialidades tradicionales garantizadas (EGP). De ellas, la primera categoría es la más estricta en lo relativo a criterios geográficos, ya que los productos que portan este sello deben ser producidos, comercializados y transformados en la misma zona. España cuenta con 63 denominaciones de origen de vino, sin contar otras designaciones como Vinos de la Tierra. En concreto, el Libro Verde que ultima la UE pregunta a las partes sobre cómo perfeccionar el sistema de indicaciones y cómo mejorar la eficacia de la protección de estas indicaciones frente a países no comunitarios. Emilio Castro, gerente de la Fundación para la Cultura del Vino, explica que, en el mundo del vino, una indicación geográfica como una D.O. es un V.C.P.R.D. (Vino de Calidad Producido en una Región Determinada).

El portavoz de este patronato, que agrupa a las bodegas Rioja Alta, Marqués de Riscal, Vega-Sicilia, Chivite y Codorniú opina que para que nuestros VCPRD estén más protegidos «hemos de aportarles más valor y hacer que sean mucho más fuertes de lo que son». Para ello, detalla una receta con cuatro ingredientes aplicable a los vinos de nuestra tierra. Primero, «incrementar el nivel de exigencia en el control de calidad de los productos acogidos a este rango». Segundo, «hacer que los criterios para convertirse en Denominación de Origen sean biológicos y no administrativos». En tercer lugar, Castro propone «fomentar la formación sobre las cualidades diferenciales de los productos y las zonas de producción». Por último, desde la Fundación se aboga por «desarrollar políticas de comunicación globales para una marca cuyo nombre contenga tres mensajes: Europa-calidad-origen».

Ya durante la última negociación de los socios de la OMC para la liberalización comercial, el pasado mes de julio, la UE observó que muchos los países respaldan la idea de reforzar la protección de estas denominaciones. Sin embargo, la Comisión no quiere que las nuevas propuestas enmarañen más aún un sistema de etiquetado ya de por si complejo, añadiendo más capas, códigos e indicaciones que conviertan la visita al supermercado en un esfuerzo hermenéutico. Por ello, Bruselas también quiere simplificar las reglas, y en este Libro Verde interroga sobre la eficacia de que los consumidores encuentren una presencia tan avasalladora de logos, desde los relacionados con al denominación de origen hasta los que dependen de las propias regiones.