[Fuente: terra.es]
Vino con más graduación, vendimias antes de tiempo, más plagas en la vid y caldos con menos ácidos y más difíciles de conservar, son algunas de las consecuencias que el cambio climático está produciendo en la industria del vino, y de las que se hablará en II Conferencia Cambio Climático y Vino 2008.
Según Pancho Campo, presidente de la Academia del Vino en España, entidad que ha organizado estas jornadas para los próximos 15 y 16 de febrero, hay que tener en cuenta que el vino se hace con uvas en cuyo crecimiento influyen el tiempo, la temperatura del sol, la radiación solar y la humedad, unos parámetros a los que está afectando de forma incuestionable el cambio climático.
Campo ha explicado a Efe que en los vinos sube la graduación alcohólica porque se acumula más azúcar en las uvas, que es lo que la levadura transforma en alcohol, y que, frente a los 12,5 grados de un rioja o un burdeos tradicional, ya se ven vinos en Aragón por encima de los 16,5%, e incluso hasta de 17 grados.
Baja la acidez, porque el calor disminuye la cantidad de ácido tartárico, sube el PH y aumenta el potasio en vino y uvas, con lo que el vino tiene menos frescor, es más empalagoso, se puede guardar menos y tienen más riesgo de contaminación microbiana.
Ha asegurado que en un estudio hecho en 27 regiones vinícolas, cuatro de ellas españolas, se ha constatado que ha habido un aumento de 1,2 grados de temperatura media, que la vendimia se ha adelantado un promedio de ocho días, y que se han alterado los parámetros de pluviosidad.
‘Ahora llueve mucho cuando no toca, en época de vendimia, y muy poco cuando la planta necesita más agua, y estos cambios favorecen la aparición de muchas plagas, como la de topillo en la Ribera del Duero o las de la polilla de la mosca que hay en varias zonas vinícolas del país’, destaca este experto.
Otro fenómeno que se ha detectado con el cambio climático es que hay más radiaciones ultravioleta del tipo B, que en los humanos se asocia al cáncer de piel, y que sobre las uvas quema la piel y hace que se sequen antes, lo que da lugar a aromas no deseados en el vino.
Además, en regiones en las que históricamente se ha plantado un tipo de uva se plantean cambiar a especies nuevas y gestionar de forma distinta la viña, lo que repercutirá también en los seguros y en la actividad económica, y ya se buscan nuevos emplazamientos para plantar vid, como en el prepirineo, la Alpujarra o la zona trasera de Sierra Nevada en España, o Chile y Nueva Zelanda, que son el futuro.
En este sentido, ha explicado que bodegas como Miguel Torres ya plantan en el prepirineo porque las proyecciones de organismos internacionales indican que, si a nivel global no cambia nada, habrá que buscar regiones a más altura y con zonas más frías para plantar.
Asegura que en esta zona de España ya hay un consorcio de 27 empresas vinateras que, apoyadas por la Unión Europea, investigan el impacto del clima en la viticultura, una práctica que cambiará hasta que no haya energías renovables y con menos emisiones de CO2.
También ha recordado que en el sur de Inglaterra se ha visto un gran potencial para hacer espumoso de calidad, algo que antes era impensable, como lo era que en Dinamarca se pudiera hacer vino tinto de calidad.