[Fuente: eldiariomontanes.es]
Actualmente, y después de casi dos siglos de antigüedad, Barbadillo es una empresa familiar, 100% española. Son propietarios de 500 hectáreas de viñedos repartidos en dos fincas «Gibalbín» y «Santa Lucía», situadas en la zona del «Jerez Superior». La primera con una planta de vinificación, dotada de la tecnología más avanzada.
Ubicación
Sus bodegas, repartidas por toda Sanlúcar de Barrameda, rodeando el medieval Castillo de Santiago, ocupan una superficie total de más de 75.000 m2 con capacidad para 35.000.000 de litros lo que la convierte en la mayor de Sanlúcar de Barrameda. Actualmente, Barbadillo es el mayor criador de manzanillas de todo el Marco de Jerez, destacando las marcas Solear y Muyfina.
Barbadillo fue pionero al elaborar el Castillo de San Diego, el primer Vino Blanco de Andalucía. En sus bodegas se crían además, toda la gama de vinos del Marco de Jerez. Sus oficinas están situadas en la Casa Palacio de la Cilla, construida en 1773.Desde este singular emplazamiento, Barbadillo sigue caracterizándose por ofrecer productos de primera calidad.
Sus viñas
Situadas en el famoso triángulo que forma el marco de Jerez, y calificadas como «superior», por su calidad, se extienden sobre onduladas y suaves colinas sus viñedos de «Gibalbín» y «Santa Lucía». Son las célebres tierras de «Albarizas», extraordinariamente convenientes para la producción de vinos de calidad, y se caracterizan por ser suelos muy calizos, esponjosos y frescos. La climatología es benigna, con más de 3.000 horas de sol suavizadas por las influencias atlánticas y una tradición vitícola y enológica milenaria, que permiten una buena maduración de la uva palomino con alto grado beaumé y una acidez moderada.
Sus vinos
Barbadillo ha sido, ciertamente, el pionero en la elaboración de unos vinos de mesa blancos, afrutado y ligeros que demuestran la versatilidad que tiene la uva del marco de Jerez y que gozan de gran prestigio.
Sus vinos blancos «Castillo de San Diego«, «Maestrante» y «Señorío de Barbadillo», proceden de los mostos denominados de «Yema», obtenidos de un suave prensado de la uva palomino y seleccionados entre los más afrutados. La selección y la limpidez de los mostos son fundamentales para la calidad de estos vinos, así como la correcta y lenta fermentación. Bajo un control estricto, se evita la proliferación de levaduras que forman los velos, trasegándose a envases herméticos que evitan la oxidación, obteniéndose unos vinos jóvenes muy característicos por su redondez, equilibrio y escasa acidez.