[Fuente: consumer.es]
El veneno de himenópteros como las avispas y las abejas puede colarse de forma accidental en las bodegas vitivinícolas y causar reacciones alérgicas a personas sensibilizadas.
Hace tres años, alergólogos del Hospital Río Hortega de Valladolid, dirigidos por la doctora Alicia Armentia, publicaron el primer caso de un varón que sufrió una reacción alérgica por veneno de avispa después de beber vino y sin sufrir picadura alguna. Entonces se pensó que podría ser un hecho excepcional. Sin embargo, ahora los alergólogos españoles han documentado otros cinco casos más. Todos desarrollaron síntomas alérgicos importantes, como problemas respiratorios, enrojecimiento, sudor y picores.
El veneno de los insectos no se detectó en una sola bodega. Se encontró tanto en vino blanco, como en tinto y en caldos de todas las comunidades autónomas. También se halló en vinos californianos y franceses analizados «y probablemente se encuentre en cualquiera. Lo único que varía es la especie de himenóptero que contamina el vino», señala Armentia.
Evitar que las avispas se introduzcan en las bodegas es misión imposible. Y es que estos insectos llegan en los racimos de uvas a las bodegas y fallecen durante el proceso de despalillado y prensado, pero su veneno permanece activo hasta llegar a la botella. Eso sí, desaparece en los vinos de crianza y reserva, pero permanece activo en mostos y caldos jóvenes.