[Fuente: Heraldo.es]
La bodega Señorío de Aylés, propiedad de la familia Ramón, situada en la finca del mismo nombre e incluida en la Denominación de Origen Cariñena, quiere que se reconozca la calidad especial de sus vinos y la influencia en ellos de una tierra, un clima y unas prácticas vitivinícolas que lo diferencian y distinguen de otros de su entorno. No es un capricho. Lo avala un estudio de zonificación de su finca realizado por los profesores de la Universidad Politécnica de Madrid Vicente Sotés y Vicente Gómez, y presentado ayer por el presidente del Consejo de Administración de la bodega, Federico Ramón, y sus tres hijos -Ana, Joaquín e Inmaculada- incorporados desde 2000 en el negocio familiar.
El documento demuestra científicamente que Señorío de Aylés cumple las exigencias establecidas en el artículo 24 de la Ley de la Viña y el Vino en el que se define «Pago» como «el paraje o sitio rural con características edáficas -cualidades físicas y químicas del suelo- y de microclima que lo diferencian y distinguen de otros de su entorno y de cuyos viñedos se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares». La denominación «Vino de Pago» es la más alta calificación a la que pueden aspirar los productos vitivinícolas y supone dos escalones más que las Denominaciones de Origen y por encima de la Denominación de Origen Calificada, que solo disfruta La Rioja.
«La vocación de la bodega es que, aprovechando nuestro espacio físico peculiar, se quiere hacer vino de calidad con una tipicidad específica», explicó Federico Ramón. El máximo responsable de Señorío de Aylés insistió en que sólo las producciones con prestigio pueden hacer frente a la excesiva competencia de los mercados, en los que los vinos españoles apenas «ganan dinero» a pesar de haber aumentado sus exportaciones. Y es que, en 2004, España exportó 1.400 millones de litros por un valor de 1.475 millones de euros. Por ese mismo volumen de vino, las ventas al exterior de franceses e italianos alcanzaron los 3.750 y 2.850 millones de euros.
El estudio destaca que de las 3.000 hectáreas que conforman la finca Aylés, 200 se consideran óptimas para el cultivo de viñedo. En la actualidad están ocupadas 75 hectáreas en las que se producen alrededor de 350.000 botellas, de las que se exportan el 50%.
Falta un reglamento
La solicitud Señorío de Aylés se ha encontrado, por el momento, con el silencio del Gobierno aragonés, que aunque incluyó en la Ley de Calidad Alimentaria una referencia a los vinos de pago «no ha desarrollado el reglamento necesario», explicó Ramón.
El presidente de Aylés insistió en la necesidad de esta legislación, pero recordó que es imprescindible que dicha calificación esté avalada con estudios científicos -similares a los realizados por esta bodega- «para evitar que den gato por liebre al consumidor, porque ahora mismo en España empiezan a verse vinos de pago sin cumplir los mínimos fundamentos», lamentó.
No es éste el único proyecto de Señorío de Aylés que, a la inversión realizada para recuperar el entorno de la finca, sumará, en un futuro, la producción de aceite.