Hablar de vinos complejos es referirnos a aquellos que cuentan con multitud de matices. La complejidad, más que una característica, se considera un virtud de los vinos.
Abordamos hoy otro “palabro”, esta vez “el vino complejo”. Una de las principales virtudes del mundo del vino es la capacidad, digamos casi poética, que parece requerirse para hablar de ellos. Pero esa capacidad del vino de llevarse a mil palabras que describen todo tipo de sensaciones, a menudo lo aleja del público general.
Lo convierte en un territorio exclusivo en el que parece que sólo algunos pueden entrar. Y eso es lo que queremos desmontar en este rincón de Internet. Aquí, en ‘Un Buen Vino’, se pretende, en la medida de nuestras humildes posibilidades, que el mundo del vino deje de ser un magnífico territorio inexplorado.
Que el vino sea para todos. Lo más importante del vino son las experiencias a las que acompaña, los momentos inolvidables de los que es compañero. Un buen vino tiene que gustar a quien lo toma. Ese es el principio de todo.
Pero ya que nos ponemos, no vamos a dejar de aprender de vino. Saber a qué nos referimos cuando hablamos de algunas de estas palabras “mágicas”. Así que… después de esta disertación vamos a por nuestro término de hoy. O conjunto de términos: los vinos complejos.
¿Difíciles de tomar? Nada que ver… Como cabía esperar.
Los vinos complejos son, para entendernos, aquellos que guardan detrás multitud de matices. En el a menudo demasiado sofisticado mundo de la cata, asimilamos olores con los que un determinado vino puede tener un parecido. Así se habla de que un vino tiene “notas” de vainilla o de ciruelas maduras, pimienta negra o violetas. En boca, los vinos pueden tener un balance justo de acidez, o un largo final.
Con este panorama, hablar de vinos complejos es referirnos a aquellos que cuentan con multitud de matices. La complejidad, más que una característica, se considera un virtud de los vinos. Supone que un vino guarde tras de sí una gama de sabores muy diversa. Los vinos complejos son por lo general vinos “amplios en boca”. Otro palabro.
Dicen los expertos que los amplios en boca “son aquellos vinos que estimulan las papilas gustativas en varias zonas a la vez”. Las sensaciones que provocan pueden caminar desde el dulzor, la acidez el amargor al mismo tiempo. Un vino amplio el boca será el que simultanee algunas de ellas sin que ninguna prevalezca sobre las otras. En definitiva, si decimos de un vino que es amplio en boca, lo estaremos halagando.
La complejidad del vino va por los mismos derroteros que la amplitud. Los vinos complejos se presentan como “sorprendentes” precisamente por esta amplitud en boca. Como todo lo que sorprende, lo hace porque no aparece con algo que no esperábamos (en este caso un sabor). Vamos, es sorprendente porque, entre los sabores que aparecen, hay alguno concreto que nos resulta “diferente o sugerente”.
Un vino suele ganar en complejidad cuanta más larga es su crianza, porque adquiere aromas, sabores nuevos y matices que le van haciendo merecedor del calificativo “complejo”.
Visto en unbuenvino.com.