Acostumbrados a hablar siempre de vino con una estupenda relación calidad-precio, cuesta imaginar una factura de miles de euros en botellas de vino. Al menos a nosotros, porque por lo visto Johnny Depp no tenía ningún problema en gastarse una media de 30.000 euros mensuales en su afición enológica.
Parece que el tema del vino no es el único vicio del actor, cuya capacidad para fundirse auténticas fortunas lleva unos cuantos días ocupando los titulares. Pero de esos 2 millones de dólares que Depp se gastaba cada mes, sin duda es la cuenta del vino lo que más nos ha llamado la atención.
En realidad, su afición es bastante conocida. Prueba de ellos es –según leemos en Munchies– que en el brazo lleva tatuado Wine Forever (vino para siempre), aunque se trata de un apaño sobre un tatuaje anterior en el que lo que era para siempre no era el vino, sino Winona Ryder. En cualquier caso, bien pensado el arreglo.
Además, las cajas de carísimo vino francés son un clásico en los rodajes del actor y, por lo visto, su papel en Piratas del Caribe le habría llevado a construir una bodega temática dedicada a la película en su finca del sur de Francia. ¿Quién quiere ron pudiendo tener algunos de los mejores vino del mundo?
Pero una cosa es ser muy aficionado al vino y tener mucho dinero, y otra gastarse 360.000 dólares al año en botellas. ¿O no es tan difícil si se tiene el morro muy fino? Eso parece, porque los gustos de Depp apuntan hacia algunas de las bodegas más emblemáticas y exclusivas del mercado.
Vaya, que el bueno de Johnny no se está gastando su fortuna en 3.000 botellas de 10 euros cada mes, sino que sus gustos son algo más exquisitos y apuntan hacia aquello de la calidad frente a la cantidad. Y es que vista su predilección por los vinos de Burdeos y Borgoña y, más concretamente, por bodegas como Château Petrus, Cheval Blanc y Domaine de la Romanée-Conti, la factura mensual ya no parece tan desorbitada.
¿A cuánto se pueden cotizar estas botellas? Sin entrar en el juego de las subastas de añadas míticas y botellas únicas -en ese caso con 30.000 dólares tampoco se puede hacer gran cosa-, si nos asomamos a una tienda de vinos podemos ver que un Petrus del 89 nos sale por unos 4.000 euros.
Si a eso le sumamos un Domaine de la Romanée-Conti del 85 ya nos hemos gastado casi 9.000 euros en sólo dos botellas de vino. Cierto que estamos hablando de los vinos más prestigiosos y caros del mundo, pero estos dos casos y precios corresponden a botellas relativamente fáciles de encontrar.
Eso sí, lo que al parecer nadie ha aclarado es si Depp es de esos coleccionistas que compran sólo para poder presumir de bodega o también descorchaba alguna de estas botellas.