No se trata de soltarlas a la brava. Se trata de aprender conceptos y saber relacionarlos con sus características. Posturea, pero con control.
Que en el mundo del vino hay mucho postureo no es una novedad. Siempre lo ha habido, aunque no tenía ese nombre. Hay palabras que, bien utilizadas con una copa de vino en mano, pueden hacerte quedar como el más entendido del lugar. Eso sí, si las utilizas mal, mejor no te explicamos cómo quedas.
Te dejamos aquí cinco palabras de esas que pueden dejar alucinando a tu cuñado. Pero no se trata de soltarlas a la brava. Se trata de aprender conceptos y saber relacionarlos con sus características, que para eso está ‘Saber de vino’. Practica el postureo, pero con control.
- Retrogusto: sabor que deja el vino después de pasar por la boca, como un recuerdo que se prolonga en el paladar.
- Redondo: Es un vino en el que están armónicamente estructurados el alcohol los aromas primarios y secundarios, la madera, los taninos, y se conjuga un buen aroma, buen paso por boca, agradable retrogusto y con una persistencia. Todo sin que nada desafine o destaque por encima de las otras.
- Astringente: cuando un vino posee un elevado contenido de taninos, los cuales suscitan una sensación de aspereza, como si la lengua se pegase al paladar. Muchos vinos jóvenes, astringentes en su juventud, se dulcifican y armonizan con el envejecimiento.
- Bouquet: el olor que el vino adquiere por la acción del envejecimiento, en vasija de madera fina y en botella.
- Cuerpo: consistencia del vino en el paladar, que viene determinado por una serie de elementos (graduación alcohólica, materias reductoras, nobleza de origen etc). Un vino con cuerpo no sólo ha de poseer riqueza alcohólica, sino que debe ser un vino lleno de vitalidad.
Por Inés Martínez en lomejordelvinoderioja.com. Imágen: Justo Rodríguez.