Una tienda de vinos del barrio del Carmen de Valencia ofrece la posibilidad a sus clientes de catar una variedad de sus productos sin necesidad de abrir la botella y retirar el corcho, gracias a una aguja de acero que inyecta gas para extraer el caldo.
Según ha informado este comercio en un comunicado, esta aguja forma parte de un novedoso dispositivo que permite escanciar y catar el vino sin necesidad de abrir la botella, garantizando así que el resto del vino mantendrá sus cualidades intactas para otras ocasiones, al no haber entrado en contacto con el oxígeno.
Se trata de un sistema hidráulico que inserta a través del corcho una aguja de acero inoxidable revestida de teflón.
La aguja, de calidad médica y de diámetro muy reducido, permite acceder al vino sin romper o dañar el corcho, y una vez dentro, inocula gas argón presurizando el vino.
Esto permite, por un lado, extraer el vino de la botella, y por el otro, prevenir su oxidación.
El argón es un gas noble con una reactividad química muy baja, incoloro e inerte, que no tiene ningún efecto en el perfil gustativo del vino.
Tras la presurización, se vuelca la botella, se acciona una palanca de liberación y el vino fluye a través de la aguja.
Al finalizar, simplemente hay que retirar el accesorio y el corcho vuelve a sellarse, con lo que se evita la entrada de oxígeno, manteniendo sus propiedades iniciales.
«El hábito de compra de vino ha cambiado. Y ante los precios competitivos que ofrecen ahora las grandes superficies, debes diferenciarte, ofrecer un servicio atractivo a tu cliente», asegura Teresa Almeida, propietaria de Envinarte, que aplica este sistema a los vinos que suelen superar los 20 euros para ajustar al máximo la selección del cliente.
El inventor de este sistema, según las mismas fuentes, es Greg Lambrecht, ingeniero norteamericano especializado en tecnología médica que ideó esta herramienta cuando su mujer se quedó embarazada.
Tras el descorche de una botella, el ingeniero disfrutaba de una o dos copas, pero se veía obligado a sacrificar el resto del contenido.
Aunque lo consumiera en días posteriores, el vino perdía propiedades progresivamente debido a la oxidación y por ello, empezó a trabajar en un prototipo que permitiera poder extraer el contenido de una copa de vino de la botella y devolverla a la bodega para que se mantuviera en perfectas condiciones para otra ocasión, sin esperar a un momento especial.
Con esta herramienta, el vino restante de la botella sigue envejeciendo naturalmente, con lo que se puede volver a degustar después de meses o incluso un año ya que, cuando se almacena correctamente, el vino degustado no puede distinguirse del de una botella sin abrir, han señalado las mismas fuentes.
Visto en lasprovincias.es.