Catas innovadoras para divertirse con el vino

Catar un vino puede ser un ejercicio intelectual o uno lúdico, o algo intermedio… En todo caso es cierto que a veces, si la persona que dirige la cata no le suma atrevimiento, libertad de apreciación y pasión, y se para solo en los parámetros técnicos, puede ser también un ejercicio aburrido para la mayoría de los aficionados. Y no digamos ya para los neófitos… Al menos hasta ahora, ya que hay nuevas modalidades de catar un vino, tantas como ideas podamos tener para encontrar un hilo conductor entre esa idea y el vino y siempre que alguien entendido nos eche una mano.

Y es que hoy, con el consumo de vino en índices bajísimos, todos buscamos acercar el vino a los consumidores con ideas más atrevidas. Algunas pueden parecer descabelladas, otras delirantes y alguna incluso sofisticada. He aquí algunas de las modalidades de catas que ya se están haciendo en muchos países (en España también, yo misma ofrezco mis servicios para organizar catas originales para pequeños grupos de amigos a domicilio).

Cata a oscuras: si catar a ciegas significa probar los vinos sin conocer ni su origen, ni la marca, ni el precio, ni la variedad, la cata a oscuras es realizarla en total oscuridad o con los ojos vendados. La ONCE ha organizado alguna de este tipo en Madrid para videntes e invidentes. Verse desprovisto de un sentido tan importante como la vista modifica totalmente las percepciones de los otros sentidos que, o se agudizan o definitivamente se desorientan. Y sí, mucha gente llega a no saber si está probando un rosado, un tinto o incluso un blanco potente. Es un ejercicio divertido y sorprendente.

Cata de ideas: En Argentina hace un par de años el filósofo hedonista Luis Diego Fernández tuvo una idea por lo menos audaz: buscar el punto de encuentro entre diversas corrientes de pensamiento -como el de Nietzsche, Foucault o los cínicos griegos- con ciertos vinos, sea con un criterio gustativo, varietal o de envase. Las llamó ‘Catas de Ideas’. Así, una de las últimas que dirigió fue una llamada Los Cínicos, el Punk y vino Tetra Brick: un encuentro psicodélico (…) cartón en mano. Si lo que quieren es rizar el rizo… Ya ven que también es posible.

Catas con música: Muy extendidas, se trata de maridar música y vino. ¿Qué vino iría mejor para escuchar pop, blues, música clásica, jazz o funky? ¿Qué se imagina tomando mientras escucha a Jimmy Hendrix? ¿Y a los Beatles en su etapa psicodélica? No es ninguna broma y el vino adecuado puede hacer que la música que oímos se una al placer del olfato y el gusto. Y viceversa.

Catas fotográficas: Se trata de volver a los estímulos visuales a la hora de descubrir un vino y asociarlo a una imagen que nos cuente cómo es ese vino sin añadir una palabra. O sea, se cata el vino pero luego, en lugar de hablar de frutos rojos o de la textura o del cuerpo, se aborda desde una mayor complejidad: elegir una imagen que se identifique con él. Sí, es una cata muy muy subjetiva porque la elección de la imagen no se puede explicar y no tiene por qué ser la misma para todo el mundo. Pero ¿qué cata se libra de la subjetividad? Pueden ver algunos ejemplos en www.chateaupetrogasm.com, una web creada en 2008 por el sumiller Benjamin Saltzman. Es curioso observar las interpretaciones de grandes vinos.

El Casino del Vino: Consiste en recrear el ambiente de un casino donde el juego gira en torno al conocimiento de esta bebida. Cada participante recibe un número de fichas que le permitirán jugar y apostar en una o varias mesas asistidas por sumilleres-croupiers. El juego consiste en que los asistentes deben catar el vino servido en la mesa de juego con los ojos vendados y apostar sus fichas sobre una o varias denominaciones de origen visibles en la mesa para adivinar cuál era el vino que han probado a ciegas. Los participantes pasan un buen rato apostando, adivinando y superando pruebas sobre tipos de vino, cosechas, aromas, denominación de origen, colores,… El premio es llegar a ser el más entendido del grupo.

Cata de Copas: En una cata de copas el protagonista es el continente. La cata de copas es dar un paso más allá de la cata convencional, pero un paso de gran importancia ya que está basada en la influencia que la forma de la copa tiene sobre la percepción de los aromas y sabores del vino, dada la irregular distribución sobre la superficie de la lengua de las papilas gustativas especializadas en captar los distintos sabores: dulces, amargos, ácidos, salados, componiendo un cierto mapa del sabor. Se trata de determinar qué formas son las más adecuadas para degustar cada tipo o variedad de vino ya que, además del tamaño, a efectos de percepción de los aromas, la anchura y curvatura de la boca de la copa son fundamentales, porque determinaban la distribución del vino sobre unas u otras zonas de la lengua. El diámetro de apertura de la copa, por ejemplo, es el que se encarga de dirigir el vino a la zona que nos interesa según el vino que sea. Así, una copa con la boca ancha hará que el vino se expanda en horizontal por la lengua alcanzando las zonas más sensibles a la acidez.

Ya ven, casi todo vale, siempre que esté bien hecho, para divertirse, aprender y disfrutar del vino al mismo tiempo. ¡Sólo tienen que atreverse!

Pueden solicitar información y asesoramiento escribiéndome al email indicado arriba.

Por Margarita Lozano en granadahoy.com.