El consumo baja en Francia o España, pero nunca había sido mayor a nivel global.
Marcel Sabaté es gerente de la empresa Castellroig, conocida por producir unos cavas espectaculares. Cuando se fundó la compañía en 1994, todas sus botellas se vendían en España. Hoy en día exporta el 70%. «Lamentablemente, cuando viajo para presentar mis vinos en España, paso más tiempo hablando de política y de economía que de vino», sostiene.
España tiene más superficie de viñedos que cualquier otro país del mundo, y, sin embargo, entre 1995 y 2011, su consumo anual per cápita cayó un 46%. La afición por la bebida también está descendiendo en otros productores tradicionales como Francia e Italia. En cambio, la demanda en el resto del mundo nunca ha sido mayor, sobre todo en EEUU, China y Rusia. El interés por esta bebida nunca había sido tan elevado entre los estadounidenses, sobre todo entre los más jóvenes, que hoy en día siguen cursos de cata y acuden con sus amigos a vinotecas. En China, buena parte de Asia y Rusia, aunque no haya una cultura tan extendida, el consumo de vino es sinónimo de buen gusto y sofisticación.
Los nuevos mercados
Aunque parece que en Francia el desinterés por esta bebida ha tocado fondo, en términos generales, para los consumidores del sur de Europa más jóvenes, el vino despierta mucho menos interés que la cerveza, los refrescos y otras bebidas alcohólicas. Todo apunta a que Francia acabará cediendo el testigo a EEUU como primer mercado del mundo. De hecho, aunque el país norteamericano nunca ha sido un gran exportador de vino, se ha convertido en el tercer mayor importador a nivel global. Es, además, el segundo productor de esta bebida, sólo por detrás de Europa.
Gracias al extraordinario crecimiento de las plantaciones de viñedos, China ya es el quinto mayor productor y consumidor de vino del mundo. El consumo ya ha superado al de Reino Unido y debido a su entusiasmo por la cultura enológica, no será un exportador neto de vino durante muchos años. Los chinos son ahora grandes importadores, aunque la calidad del producto y su etiquetado no sean los mejores. Pese a ello, el consumo de vino per cápita en el gigante asiático todavía es bajo: algo más de un litro al año, mientras que en Luxemburgo, por ejemplo, la cifra asciende a 50 litros. En EEUU, la media ya es de nueve litros anuales per cápita y la cifra va en aumento.
Cuestión de calidad
A finales del siglo XX, la UE produjo mucho más vino de baja calidad del que consumió y las exportaciones al resto del mundo fueron limitadas. Sin embargo, gracias a las ayudas para dar un impulso a la industria, el consumo de vino y la producción en Europa están hoy más equilibrados. Mientras, China, Australia y Chile han ampliado las extensiones de viñedos. Las plantaciones de viñas en Chile han crecido tanto, que el país compite ahora con Argentina por el puesto de primer productor y exportador de Sudamérica.
En cuanto a la calidad del vino, es difícil establecer una lista objetiva. En general, los niveles han mejorado considerablemente en las últimas décadas. En 1975, sólo la mitad de los caldos estaban libres de oxidación o exceso de azufre. Hoy, menos del 0,5% tienen problemas. Antes, la tendencia era fabricar vinos que compartían rasgos muy parecidos. Ahora, hay una concienciación sobre la necesidad de mantener la biodiversidad y la capacidad del vino de transmitir características únicas. Gracias a los programas de ayudas de Europa a los viticultores, los vinos del Viejo Continente nunca han sido de mejor calidad. Los aficionados están de suerte.
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