[Fuente: gaceta.es]
Los jóvenes se aficionan al sentar la cabeza. Empresas vinícolas muestran cuál es el entorno apropiado para que el público joven se inicie en el consumo.
El vino sabe mejor en la madurez
En gran parte de las civilizaciones antiguas, el paso de joven a adulto comportaba la realización de determinados ritos y hazañas.
Trasladada a nuestros días, esta pauta antropológica se sigue con elementos como la iniciación al consumo de bebidas alcohólicas.
Entre ellas destaca el vino, considerado por la reglamentación un alimento antes que bebida alcohólica, pero que en cualquier caso retoma ese traspaso del umbral de la juventud a la madurez.
Pero ¿qué piensan los jóvenes del vino? Una bebida tradicional, para entendidos y destinada a ocasiones en las que es obligado ‘quedar bien’. Esto es, en síntesis, lo que piensan los jóvenes españoles del vino, que irremediablemente asocian a un consumo más propio de personas maduras.
Umbral de madurez
Ésta es la conclusión básica del primer y por ahora único informe Jóvenes y vino en España, publicado hace tres años por la Federación Española del Vino (FEV) pero que hoy sigue plenamente vigente.
Desde el otro lado, el de los elaboradores y prescriptores, la opinión es justo la contraria, e intentan un acercamiento a tal segmento de población.
De esta manera, el vino no sólo cumpliría su papel como bebida destinada a los mayores de 35 años, sino que también serviría como elemento de paso a la edad adulta, cuando ya es preceptivo un consumo responsable del alcohol.
Los consejos reguladores de las denominaciones Rioja, Navarra o Tacoronte-Acentejo (Tenerife), así como agrupaciones universitarias como La Carrasca, a su vez de la mano de la Fundación para la Cultura del Vino, vienen realizando acciones en esta línea desde hace tiempo.
Para entrar en el segmento juvenil han buscado aliados como la música, las promociones, los concursos, fiestas e incluso las catas comentadas.
Es decir, organizaciones y bodegas consideran tal bebida como la idónea para enseñar a los jóvenes a beber en el entorno más apropiado posible: el familiar.
“Ahora tenemos muchas opciones de consumo y cuando se es adulto es difícil cambiar de hábitos”, dice Carlo Galimberti, director de Promoción y Desarrollo del club de vinos Vinoselección; “en este sentido la mejor campaña que podría hacerse sería aquélla bajo el eslogan el vino vuelve a casa, lo que conseguiría desmontar el efecto de droga que tiene el vino en algunos entornos”.
En marzo pasado la Federación Española del Vino (FEV) adoptó un código de autorregulación publicitaria que implica directamente a las empresas.
Tal acción forma parte de un plan de rango europeo comandado por el Comité Europeo de las Empresas del Vino (CEEV) y centrado en la promoción del consumo moderado de dicha bebida.
“El código pone en negro sobre blanco los principios que deben aplicarse en la comunicación y en la publicidad del vino”, dice Del Rey; “tales como no dirigirlo a menores, no fomentarlo entre grupos que no deban consumirlo, no relacionarlo con excesos en el consumo y con un sistema de control externo de sanciones que podemos aplicar a nuestros socios”. En esta escalada por la conquista del público juvenil, Galimberti propone acciones similares a las llevadas a cabo por países incorporados recientemente al mundo del vino.
Son productores de grandes volúmenes, como Estados Unidos, Canadá, Argentina o Uruguay: “Han sabido cómo atraer a los jóvenes, ya que han creado un estilo de vida alrededor del vino en el que entran temas tan atractivos para este segmento de población como el motor, los viajes, la gastronomía o la conversación con los amigos”. Según el responsable de promoción de Vinoselección tales estrategias no se están llevando a cabo en España, sobre todo porque la promoción requiere inversión publicitaria.
Galimberti lo resume en pocas palabras: algo más de 30 millones de euros para un gran número de bodegas, más de 5.000. “Aquí está el factor diferencial y la principal razón de que el consumo no despegue”, dice Galimberti, quien defiende que en el sector se ha de pensar “en términos de marketing”, ya que sería necesaria una distribución del vino distinta a la habitual, dirigida por ejemplo hacia establecimientos de copas e incluso al sector del vending.
Noches del vino
En esta línea Vinoselección organiza las Noches del Vino, que de la mano de seis patrocinadores entre los que figura el citado club reúnen a 3.000 jóvenes en un entorno en el que todos son consumidores.
Llevan cuatro organizadas hasta la fecha y según Galimberti lo que se pretende es “descontextualizar lo que el consumidor conoce del vino, a través de la presentación en tubos de ensayo a modo de originales copas, a una hora en la que no es común beber vino y en un entorno de glamour”.
“El joven no quiere reproducir los hábitos de sus padres”, dice Galimberti; sino por el contrario estar en un ambiente rompedor” .
Aprovechando dicha baza, en Vinoselección se busca que el vino sea una excusa para socializar: “la gente frivoliza mediante unas catas originales, divertidas, desprovistas de terminología técnica”.
En el informe de la FEV se recoge que es durante las celebraciones y reuniones familiares o en las navidades cuando los jóvenes prueban por primera vez el vino.
El rito de iniciación se lleva a cabo en un entorno familiar, que es según Rafael del Rey, director de la la citada federación el escenario “idóneo para cruzar el umbral hacia la madurez”.