[Fuente: noticiasdealava.com]
la Bodega Heras Cordón es la encargada de suministrar los caldos de los pontífices.
Los tintos con destino hacia la ciudad de San Pedro no se pueden comercializar y se hacen bajo estrictas condiciones
Las uvas procedentes de varios viñedos de Rioja Alavesa son las que se utilizan para elaborar el vino que se usa en el Vaticano para su consumo en eventos o acontecimientos importantes.
Este caldo pertenece a la Bodega Heras Cordón, una firma relativamente reciente, pero que pertenece a una familia de larga tradición vitivinícola en la localidad riojana de Fuenmayor, y que posee viñedos, alrededor de 50 hectáreas, tanto en Laguardia, como en Lapuebla de Labarca y Elciego, así como en Fuenmayor y Cenicero.
El consejero delegado de la bodega, José Luis Heras Cordón, comenta que las gestiones con el Vaticano comenzaron en el año 2001, cuando a través de Benigno Blanco, presidente de la Academia del Vino de Castilla y León, se invitó a la bodega riojana a mostrar sus productos en la sede pontificia. «Comenzamos con sucesivas reuniones en la Nunciatura Apostólica en Madrid -recuerda- hasta llegar al Papa Juan Pablo II, que dio el visto bueno a este suministro».
«A partir de ahí -añade- vinieron varias personas del Vaticano a España, a nuestra bodega. Visitaron las instalaciones, cataron nuestros vinos, nos fijaron las condiciones de presentación y, a partir de entonces, les suministramos nuestros caldos».
Es bien conocido que Juan Pablo II era un buen conocedor del Rioja, gracias a la embajada sentimental permanente de quien fue uno de sus colaboradores más estrechos: Monseñor Martínez Somalo, riojano de Baños de Río Tobía.
Por ello sabía apreciar el Rioja y, como dato anecdótico, José Luis Heras recuerda que «Juan Pablo II siempre que tenía que celebrar un evento o un acontecimiento, bebía en Mágnum» , la botella de litro y medio, que da una elegancia especial a los vinos.
Heras Cordón no envía al Vaticano grandes cantidades. Cada pedido suele rondar las cinco barricas, lo que supone alrededor de 1.100 litros. Pero es que lo importante para el bodeguero riojano «no es el dinero, sino el orgullo. Porque soy creyente, católico, y esto es muy importante para mi».
Por esta razón es imposible encontrar el vino que se suministra al Papa en ningún otro lugar. Es exclusivo. «Es un vino que tiene prohibida su venta -explica Heras Cordón- porque no se puede comercializar en ningún lugar del mundo, aunque sí podemos utilizar el escudo y las armas del pontífice para difundir que somos el único vino de Rioja introducido en el Vaticano».
Lo que sí se conocen son los secretos de su elaboración. Se utiliza una combinación del 85% de uva Tempranillo, 10% de Mazuelo y 5% de Graciano. En su proceso en planta se llevan a cabo dos podas en verde: una a comienzos de junio y una segunda a primeros de agosto. La vendimia se realiza a mano y se transporta a bodega en cajas y se seleccionan en cinta. El encubado se realiza en depósitos de acero inoxidable llevando al punto de fermentación con levaduras autóctonas y desculando a los 30 días para extraer el máximo de color y taninos que aseguren al vino una larga vida.
Posteriormente se lleva a cabo la fermentación maloláctica en acero inoxidable, pasando a barrica al finalizar. Este trayecto se realiza clarificando con clara de huevo, procedimiento que apenas se usa en otras bodegas por el alto coste que conlleva. Por último se embotella para su reposo final y presentación definitiva en botellas de 75 centilitros y la Mágnum de 1,5 litros.