Una copa de vino al día es un tratamiento de belleza fantástico: mejora la salud, el humor, la piel y la vida sexual, ¿se puede pedir más?”. Así de claro lo han dejado los médicos estéticos Antonio Díaz Huertas y Leo Cerrud,
Leo Cerrud ha recordado que Cleopatra no sólo se bañaba en leche de burra, sino también en vino, como hizo también más tarde Luis XV, y que en distintas culturas ha sido tradicional frotarse la piel con las pepitas de la uva tras ser pisadas, en vendimia, “distintos procesos con beneficios para la piel que han ido evolucionando en el tiempo hasta llegar a la enocosmética de hoy”.
Como ha explicado, ya se utilizaba el vino por sus propiedades beneficiosas antes de conocer científicamente cuáles eran en realidad las bondades de su consumo o de su uso tópico en distintas formulaciones.
Entre las ventajas que tiene su consumo moderado, Antonio Díaz Huertas ha destacado que el vino es un gran aliado contra la grasa, “ya que, aunque contiene siete calorías por gramo, en dosis moderadas, contribuye a reducir la obesidad y el sobrepeso al envejecer”, además “de mejorar la función cognitiva y ayudar a prevenir la demencia”.
Por otro lado, Cerrud ha sido crítico con la moda del consumo del resveratrol, “que es puro marketing, puesto que no se ha demostrado que por sí solo tenga los efectos que dicen que tiene, a no ser que venga asociado a otros antioxidantes, lo que ocurre en la propia copa de vino. Además –advierte-, hay que tener en cuenta que interactúa con algunos medicamentos, aunque, por supuesto, su consumo no es perjudicial”.
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