Trás el barro, la madera pasó a ser el material más usado para la conservación del vino. La madera al no ser un material inerte, es capaz de modificar las características del vino hasta tal punto que se puede hablar de una verdadera crianza y no sólo de conservación.
A lo largo de toda la historia se han utilizado diversos tipos de madera, sin embargo, es la madera de roble la más apropiada para la fabricación de toneles.
El roble le aporta un característico buqué al vino.
Se utilizan, básicamente, 2 tipos de roble para la elaboración de barricas, el francés y el americano.
Estas son las diferencias:
Roble americano:
- Más resistente, duro e impermeable.
- Sus poros son de mayor tamaño que el del roble francés. Esto hace que las propiedades de la madera sean transmitidas al vino con más facilidad y rapidez por lo que está especialmente indicado para reducir la astringencia y dureza de los vinos
- Aporta menos taninos al vino.
- Gran carácter aromático, notas más tropicales o exóticas, como el coco, y aromas a café, humo, tabaco y cacao.
- Aromas potentes pero menos delicados que los que ofrece el roble francés.
Roble francés:
- La madera de roble francés es mucho más blanda.
- Por poseer poros más finos en relación al roble americano, transmite sus atributos de una forma más pausada y equilibrada, lo que aporta mayor elegancia al vino y notas más sutiles y delicadas como los aromas a vainilla, miel, frutos secos, especias dulces y herbáceas y balsámicas.
- Al tener el poro hueco debe hendirse para la formación de las barricas, y por tanto se desperdicia mucha más madera, haciéndola más costosa.
- El precio de una barrica de roble francés puede triplicar el de una barrica de roble americano. Pero la inversión merece la pena.
- Contiene mucho tanino que le transfiere al vino.
- Aumenta su dulzor, complejidad y cuerpo. Precisamente lo mejor para los vinos tintos y blancos de calidad.
- Les aporta longevidad, por tanto, duran mucho más tiempo en botella.
- En definitiva, agrega más equilibrio y distinción, por lo que suele ser utilizado en los vinos de mayor gama.
En cualquier caso los dos son buenos. Su elección dependerá del carácter que se quiera impregnar al vino.
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