Hartos del habitual maltrato a los bebedores de vino en algunos restaurantes españoles, proclamamos el siguiente decálogo de los 10 derechos del bebedor de vino. Analiza los siguientes puntos y piensa en lo que harás la próxima vez que pidas un vino.
Decálogo de los 10 Derechos del Bebedor de Vino
- Derecho a unos mínimos conocimientos del camarero. Los propietarios de los restaurantes no están obligados a pagar un master en Enología a sus camareros, pero deberían formarlos mínimamente para que, ante la pregunta ¿Qué vinos tenéis? y en ausencia de una carta, sean capaces de contestar algo más que Tintos y blancos o Arlanzas y Riberas del Duero en un país con mas de 90 Denominaciones de origen.
- Derecho a que el vino elegido esté. En restaurantes con carta de vinos, es frecuente que el aficionado, por su condición de tal, dedique un rato largo a desentrañarla en busca del que mejor se ajuste a los gustos y posibilidades económicas de sus acompañantes. O sea, del que le suene. Por ello, cuando cree haber epatado a la concurrencia con su supuestamente sabia elección, le resulta muy frustrante recibir la respuesta De ese no nos queda.
- Derecho al vino por copas. Hay 16 millones de personas sin pareja en España que tienen derecho a comer solas. Toda carta de vinos que se precie tiene que incluir, por tanto, unos cuantos por copas.
- Derecho a un buen servicio del vino. Entendiendo por vino bien servido aquel que se da a probar, se deja caer desde una altura inferior a la del Golden Gate, no llena la copa hasta el borde como si el cliente fuera alcohólico y no se distribuya por este (probablemente casposo o machista para muchos) orden mujeres, de mayor a menor edad, y hombres, de mayor a menor edad.
- Derecho a devolver un vino. Derecho que puede ejercerse si el vino se encuentra en mal estado, no si a uno le disgusta, una vez abierto, haber elegido mejor.
- Derecho a una correcta temperatura del vino. En un país en el que, en verano, es fácil llegar a los 30 grados, en invierno, a los 2 bajo cero , deben desecharse de una vez las leyendas urbanas según las cuales el tinto se sirve a temperatura ambiente y el blanco, en estado de semicongelación. Cada vino tiene su temperatura óptima de consumo que de hecho, suele especificarse en su etiqueta. En caso de duda o falta de recursos, un cubo con hielos para que el cliente se encargue por sí mismo del control térmico es más que suficiente.
- Derecho a no ser timado. Una cosa es ganar dinero con los vinos y otra meterles unos márgenes que ríete tú de los del Guadalquivir. Cobrar más del doble de lo que la misma botella cuesta en la tienda de la esquina sólo está justificado si los seis derechos anteriores han sido respetados escrupulosamente.
- Derecho a un vino dulce. Los vinos dulces son los grandes olvidados de las cartas de vinos, acompañan estupendamente a postres y sobremesas y por la facilidad con que entran.
- Derecho a llevarse el vino sobrante. Mejor morir que desperdiciar es una máxima que los españoles llevamos grabada a fuego desde tiempo inmemorial. Ofrecer la posibilidad de llevarse el vino sobrante a casa es una opción de la que el cliente debe disponer.
- Derecho a no volver y quejarse. Si un restaurante incumple la mayoría de los nueve derechos anteriores, este décimo del decálogo transmuta en obligación. No sólo no debe volverse a un restaurante que incumpla estos derechos, sino que hay que contarlo en redes sociales y foros gastronómicos, sin insultos ni descalificaciones personales, pero de la misma forma, también hay que hacerlo cuando el restaurante nos trata como merecemos, no todo van a ser quejas.
La elección del vino
Cabe terminar recordando que muchos de estos derechos resultarían innecesarios si se generalizara la práctica del descorche, en la que el cliente acude al restaurante con una botella de vino bajo el brazo y paga una pequeña cantidad por consumirlo allí. Asume, así, la responsabilidad sobre la elección del vino, su estado de conservación, su temperatura, su precio, etc.
Y como no echar un capote a los restaurantes y establecimientos españoles que si cumplen en un alto porcentaje este decálogo o al menos lo intentan porque gracias a ellos podemos seguir disfrutando de nuestros vinos en las mejores condiciones de temperatura y servicio.
Visto en doespana.com.