La startup, formada por cinco veinteañeros, vende su vino azul en más de 25 países. Rebeldes e innovadores, se inventan el futuro del vino.
La startup, formada por cinco veinteañeros, vende su vino azul en más de 25 países. Aritz López y Garazi Castro son dos de los jóvenes creadores de este proyecto que es ya una realidad. «Gïk es un vino que nace por diversión«, cuenta Aritz, que explica que son «un grupo de jóvenes que no se sentían nada identificados con lo que se estaba haciendo en la industria del vino».
Querían revolucionar el mundo del vino, al que «acusan» de mirar más hacia la tradición que hacia la innovación, y lo han conseguido. La gran acogida internacional de su vino azul les ha «pillado por sorpresa». El vino azul, además, se sirve de forma distinta según el país. En Inglaterra lo toman mezclado con ginebra, en Francia con hielo y en Suiza caliente y con canela.
Su intención era hacer un vino para «personas normales» y no para expertos o catadores. El llamativo color de este vino proviene de pigmentos de origen orgánico, no se trata de un producto químico, y es que para desarrollarlo han contado con la ayuda de la UPV/EHU, que les ha cedido un laboratorio y un equipo de ingenieros químicos.
Gïk todavía no está disponible en todos los supermercados, pero es cuestión de tiempo, según dice Garazi. Su oficina en el mundo es Internet, y desde ahí se puede conseguir, en su mayor medida, esta bebida, aunque las gestiones se realizan desde un pequeño taller de Portugalete.
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