El blanco frío y el tinto a temperatura ambiente. Una de esas frases que de tanto escuchar y repetir muchos han acabado por creer y, lo que es peor, aplicar. El resultado es esa extendida manía de servir el tinto caliente. Si normalmente no le hace ningún favor al vino, en verano puede llegar a convertirse en un auténtico problema.
Así que para acabar con otro de esos mitos instalados en el mundo del vino hemos vuelto a preguntarle a Arnau Marco, sumiller de ConsultVi, que hace unas semanas ya nos sacó de dudas respecto al mejor maridaje para el jamón.
¿A qué temperatura tenemos que servir el tinto? “Depende de las características del vino, pero en los jóvenes oscila entre los 13-14 grados, y para los vinos con más crianza entre 14 y 16 grados“, apunta. Así que, aquello de que el tinto a 18 grados está perfecto toca ir borrándolo.
Teniendo en cuenta que la botella irá cogiendo temperatura a lo largo de la comida, lo habitual es sacarla un poco más fría para ir adecuando su temperatura en el servicio. De ahí que, igual que con las botellas de vino blanco, también con el tinto es necesaria una cubitera con agua y hielo. Un detalle a tener en cuenta, sobre todo en los restaurantes donde rara vez el tinto se sirve así.
En este caso, eso sí, Marco recomienda usar sólo una docena de hielos -menos que con el blanco- y agua que cubra hasta el cuello de la botella. “Así mantendremos el vino entre 14-16 grados durante toda la comida. En el caso de que se ponga muy frío siempre estaremos a tiempo de sacarlo de la cubitera y dejarlo atemperar encima de la mesa”, explica.
¿De donde viene entonces esa manía de que el vino tinto se sirve a temperatura ambiente aunque estemos en Sevilla y sean las 3 de la tarde? En Francia -apunta el sumiller- los vinos salían de la cavas a unos 11 grados y se dejaban atemperar hasta los 16. Como ahora lo normal es estar en casa a mayor temperatura, lo suyo en refrescarlos.
Para conseguirlo, lo mejor son las neveras especiales para vinos en las que se puede controlar la temperatura. Si no, tenerlo en la nevera normal también sirve, y si se trata de enfriarlo más rápido, agua con hielos, aunque siempre es mejor evitar los cambios muy bruscos de temperatura.
Igual que el vino demasiado frío pierde gran parte de sus aromas, si está demasiado caliente el alcohol será el protagonista, los taninos serán más toscos y el sabor más amargo.
Además, también la época del año hace que la percepción del vino y su temperatura varíe con lo que, en verano, es especialmente importante que el vino tinto no esté caliente. ¿Del tiempo? ¿A temperatura ambiente? De eso nada. Nevera o agua con hielos hasta conseguir refrescarlo.
Por Iker Morán. Visto en 20minutos.es.